5ª Semana Literaria - Encuentro con Ignacio Martínez de Pisón









“Me habría gustado ser escritor de un solo libro y no uno prolífico”
  
 Con estas palabras ha iniciado Ignacio Martínez de Pisón su intervención en el encuentro inaugural de la 5ª Semana Literaria del IES Mediterráneo con los alumnos de 1º de bachillerato, que han leído su novela El día de mañana. Según el escritor de origen aragonés y afincado en Barcelona desde hace más de tres décadas, hubiera preferido escribir una gran obra y vivir de ella, pero al primer libro le siguió un segundo, y luego un tercero, y así hasta la fecha.

 Un animado encuentro en el que hemos asistido a una lección magistral de Historia y Literatura, en la que nos ha hablado de toda su trayectoria y ha mantenido un diálogo con los alumnos, que han participado de forma muy activa con sus preguntas, a través de cuyas respuestas hemos descubierto a un gran orador, sin vocación docente pero que sabe transmitir.

 Es un autor perfeccionista que no muestra su obra hasta que no la considera perfecta, pues es de la opinión de que cada uno debe ofrecer lo mejor de que es capaz; se toma su tiempo para crear, unos tres años dedicó a El día de mañana, novela de la que está especialmente orgulloso porque su protagonista, Justo Gil, carece del arraigo familiar, se va degradando, pero a pesar de ser una persona detestable, hay momentos en los que despierta ternura. La época de la Transición le permitió incluir armas porque era un hecho coherente, cosa que en otros libros no había podido hacer por carecer de sentido, y pudo retratar el mundo de la Brigada Político Social, a través del personaje del policía Mateo Moreno, que muestra la violencia y la tortura que se utilizaban como castigo contra los crímenes políticos. Para documentarse sobre esa labor vino a Murcia, donde se entrevistó con un policía retirado que había desempeñado ese trabajo. A este personaje le tiene un especial afecto por la ambigüedad moral que muestra, junto a Carme Román, porque es una mujer que enamora, así como a las historias pequeñas de Antonia Mir, Eliseu Ruiz y Noel León, que es un guiño a su interés por los palíndromos.

  Es una novela ésta compleja, en la que al protagonista lo conocemos a través de las historias de otras doce personas, pues si hubiera hablado él mismo habría mentido, deben ser otros los que nos acerquen con sus historias a la verdadera, además así se le da mayor profundidad, ya que los personajes deben ser profundos; el escritor tiene que huir de los clichés, buscando diferenciarse y mostrar lo que tiene de especial y lo distingue de lo común. La Literatura debe ser algo vivo, no un fósil.

Aunque la vocación de escribir no se le despierta hasta los años universitarios en los que empieza a leer, gracias a unos amigos  mayores que le avivan el deseo por hablar de libros como ellos y compartir su entusiasmo por la Literatura. Tiene muy claro que los escritores son responsables de cómo se conocerá la historia de su época, es un compromiso que él está llevando a cabo con maestría desde hace más de 30 años.

Se considera un privilegiado porque siempre ha vivido de la escritura, pues empezó su andadura en unos años en los que eran bienvenidos los jóvenes literatos, y trabaja de lo que más le gusta, y gracias a esa profesión ha tenido la oportunidad de viajar a países raros a presentar sus libros, y a conocer mundo, la vida, ya que el escritor tiende a encerrarse.

  Su preferencia por la Historia como tema es patente en toda su obra, aunque en los años 80 le interesaba poco, pero descubrió que le resultaba más fácil hablar del mundo que le rodeaba y ver los hechos que han ido influyendo en él, convirtiéndose de ese modo en narrador de la Historia que vive, porque la imaginación no la considera suficiente para escribir novelas, hay que conocer lo que nos rodea, la realidad. No se ve escribiendo algo distinto como una novela de ciencia ficción.

 En el ensayo Enterrar a los muertos se convirtió en historiador, y disfrutó investigando y descubriendo, como un detective, el asesinato de José Robles Pazos, traductor de John Dos Passos, perpetrado en 1936 por los servicios secretos soviéticos.

 De los muchos premios que ha recibido, el que más ilusión le hizo fue el Premio Casino de Mieres a su primera novela La ternura del dragón, porque fue el que le hizo ser consciente de ser un escritor. Les concede una importancia relativa y cree que los empiezan a dar a los autores a partir de los cincuenta, por eso  El día de mañana tiene varios, mientras que una de sus obras más leída y comentada, Carreteras secundarias, no ha recibido ninguno, pero sí le acercó un poco a su sueño de juventud de ser director de cine, permitiéndole escribir el guión de la versión cinematográfica de Emilio Martínez Lázaro, por el que fue nominado a los Goya en la categoría de Mejor Guión Adaptado en 1997. Y posteriormente, participó junto al mismo en el guión de “Las trece rosas”, que recibió otra candidatura a Mejor guión original. Y sus incursiones en el mundo cinematográfico no acabaron ahí, también colaboró con Fernando Trueba en la película “Chico y Rita”, y en breve va a firmar un contrato para una adaptación de El día de mañana.

 Casi dos horas de charla en las que nos ha demostrado que “La Literatura está de lado de la vida y de la felicidad” y nos ha dejado con muy buen sabor de boca.
Muchas gracias, Ignacio, desde hoy tienes otro espacio para compartir tu gran quehacer literario.

1 comentario:

  1. Una crónica magnífica, que muestra el encuentro como si estuviera ocurriendo ahora mismo

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