“Todos
somos materia literaria, bien como modelos para otros escritores, bien como
contadores de historias”
Seis años después de aquella primera
edición de la semana literaria, Luis Leante regresaba a nuestro centro,
cerrando así el círculo, y esta vez fue presentado por la profesora Gracia
Martínez, nacida, como él, en Caravaca, amiga y cómplice del autor que,
emocionada, recordó la infancia de ambos y las vivencias que durante esa época
compartieron.
Gracia habló del joven Luis, del profesor de
Latín y del escritor, homenajeando al autor tanto como a la persona, señalando
que la literatura ha formado parte de la vida de ambos, y además contó con la
ayuda de algunos alumnos, que expusieron con brillantez tanto el argumento como
los personajes de la saga del detective Justino Lumbreras.
Una vez que Luis tomó la palabra, comenzó
hablando de la importancia de los orígenes a la hora de convertir el mundo en
el que vivía en un mundo literario, por eso siempre muestra tanto respeto por
la memoria y la infancia, porque de ahí surgirían luego las historias que se
convierten en argumentos literarios. Y remarcó a todos los alumnos la
importancia de la etapa que están viviendo ahora, porque será ella quien les suministre
luego las razones de su existencia y su futuro.
El autor reconoció también que utiliza la
literatura para curar heridas, y de una de esas heridas surgió la saga de
Justino Lumbreras, en el que Luis volcó algunas de las dificultades
profesionales por las que atravesó en ciertos momentos de su vida. Pero eso sí,
lo hizo sin olvidarse del humor, porque el humor es salvador, de ahí que en las
novelas de este peculiar detective tengan ese constante toque humorístico.
El gran
Caruso,
continuó, recoge dos de sus grandes pasiones, por un lado la de contar
historias y por otro el amor por los teatros, por las salas en las que se
representaban otras historias, y a las que homenajea sobradamente en la novela.
Sobre la trama, pero también sobre sus costumbres a la hora de escribir,
versaron las primeras preguntas que recibió, y que fue respondiendo durante
casi treinta minutos en los que hubo tiempo para regalar recomendaciones
lectoras a los alumnos, consejos para jóvenes escritores e incluso para desear,
dado el día que era, que las conductas sexistas desaparezcan de una vez por
todas de nuestra existencia.
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